Escribir... Una forma de entretenerse como cualuier otra, ¿no te parece?

El batido milagroso

Desde hace varios días doña Yentl padece una gastroenteritis aguda, una forma muy sutil y educada de definir las "cagaleras de la muerte" que está sufriendo mi señora madre. Su relación con el señor Roca pasó en el plazo de 12 horas de ser de lo más normal a convertise en un amor incontrolado. Mi progenitora es una mujer de recursos pero resulta que para las enfermedades y otros menesteres que los que seguís este blog ya conoceis es a mí a quien llama.

- Nena, ¿Podrías pasar por la farmacia y que te den algo para la colitis (odio esa palabra)? Es que no me puedo mover del váter-
- ¿Qué te pasa? ¿Has comido alguna cosa que te ha sentado mal?- pregunto yo casi convencida que lo que le sucede es producto de alguno de sus habituales atracones de dulces.
- No no que va. Si ayer comí la mar de sano. Un hervido y una pechuga a la plancha. Por la tarde solo merendé una café con leche con seis galletas- joder´"solo seis galletas"- y a la hora de cenar ya no me encontraba demasiado bien y me tomé un poleo- responde ella con voz compungida.
- Mmm pues es raro que comiendo solo eso estés así ahora. A lo mejor has cogido una de esas gripes intestinales que corren por ahi y que dicen que son malísimas- le digo yo en un intento de apartar de mi mente la visión de mi santa madre frente a la caja de dulces que guarda en el armario y que sabe que le sientan mal.
- No creo que sea eso. Ya me he vacunado- afirma como si eso la librara de padecer todos los males.
- Bueno ahora pasaré por la famarcia y ya te subo lo que necesites-

Alrededor de una hora después me presento en casa de mi señora madre con la medicación que me han dado en la farmacia y una garrafa de agua de ocho litros porque me han recomendado que beba mucho para que no se deshidrate. Obvio describir el estado en el que me encuentro a Yentl. Ya os podeis imaginar cómo está alguien que lleva casi 24 horas sin salir del cuarto de baño (si, mi madre es de las que pide ayuda cuando ya se está muriendo asi es que en el momento que me hace la llamada llevá así casi un dia entero). Lo primero que hago es darle ración doble de las pastillas que me han recomendado en la farmacia y le hago beberse tres vasos de agua. Unos minutos después confiesa que se encuentra algo mejor (no me extraña, pienso yo, con el viaje que te acabo de meter). Al final consigue regresar a la cama y se acuesta. Voy a la cocina a llenarle una jarra con agua para dejársela en la mesilla de noche para que vaya bebiendo y, cuando regreso al dormitorio está durmiendo como un tronco. Dejo el agua, le coloco el movil al lado de la cama, recojo algunas cosas de la casa y la dejo dormir...

Al día siguiente 8'45 A.M: Suena el timbre de casa. Me levanto del escritorio cabreada como una mona porque estaba concentradísima escribiendo un relato. En el trayecto que hay del despacho de casa a la puerta el puto timbre suena veinte veces. El niño se despierta y empieza a llorar. Yo me empiezo a maldecir en todos los idiomas que conozco. Abro y me encuentro con doña Yentl más fresca que unas pascuas y con una bolsa de ensaimadas en la mano.
- ¿Aún estás durmiendo? ¿Por qué llora el niño? ¡He traido ensaimadas para mojar con el café!- Sin darme tiempo a reaccionar entra en casa como un torbellino. Deja las bolsas en la cocina, atraviesa el pasillo y se va a ver su nieto que está como loco con ella. Cierro la puerta intentando procesar todo lo que está sucediendo. La mujer que está en mi casa... ¿es la misma que ayer estaba al borde de la deshidratación?. Me arrastro por el piso sin comprender nada y decido que la mejor opción es la de preparar café. Así es que me pongo a ello.
- ¿Qué te hace la mamá? ¿No te hace caso y por eso lloras?- le pregunta señora madre a mi hijo mientras que le da besos y el niño se tranquiliza.
- No mámá. El niño llora porque lo has despertado con esa forma tuya de llamar como si se estuviera quemando el edificio- respondo con un tono bastante desagradable y muy digno de mí antes de las once de la mañana.
- Hija como en esta casa os levantais tan temprano yo qué iba a saber que la criatura estaba durmiendo- afirma mientras le hace monerías al enano.
- Pues mira por dónde hoy al niño no le había dado por madrugar. Pero bueno da igual. Supongo que tú después de lo de ayer no querrás café, ¿verdad?-
- Mujer un poquito de café mojado con una ensaimadita tampoco me va a matar-
- Haz lo que quieras pero te recuerdo que ayer me llamaste afirmando estar al borde de la muerte y no sé yo si será muy recomendable un desayuno de este tipo para tu estómago-
Por supuesto mi madre hace siempre lo que le da la gana (en eso nos parecemos) y se sirve un tazón de café con leche y dos ensaimadas. Yo lleno la taza solo con café y dejo los dulces para más tarde. Mi hijo está gateando por el suelo de la cocina con una galleta que Yentl acaba de sacar del bolso. Ignoro la cara que debo tener en ese momento aunque supongo que debe ser la que se me pone cuando no entiendo nada.
- Hija. ¿No te encuentras bien?-
- Si yo estoy bien. La pregunta es cómo estás tú- respondo malhumorada
- Estoy muy bien. Ni me enteré cuando te fuiste ayer, Me he despertado a eso de las cinco de la madrugada con mucha sed. Me he bebido casi todo el agua que había en la jarra. Luego me he vuelto a dormir y a las siete ha sonado el despertador. Como me encontraba bien me he levantado y oye, estoy como si no me hubiera pasado nada-
- Mejor, mejor. Se ve que tu cuerpo ha eliminado rápido lo que te había sentado mal- Después de pronunciar esta frase desvío la mirada que hasta el momento tenía puesta en mi hijo que se estaba entreteniendo vaciando el armario de las fiambreras y observo que mi madre tiene una sutil sonrisa en los labios. Me la quedo mirando fijamente y entonces ella empieza a reirse a carcajadas.
- ¿Me lo explicas?- pregunto al mismo tiempo que empiezo a caer en la cuenta de que mi progenitora ha vuelto a hacer alguna de las suyas.
- ¿Qué quieres que te cuente?- dice mientras se esfuerza por disimular la risa.
- Esto de lo que te ríes. Vamos, lo que has hecho esta vez que es tan gracioso- le digo empezando a contagiarme de su risa.
- Vale te lo cuento pero prométeme que no se lo vas a contar a tu hermana porque ya sabes que dirá que estoy loca y todas esas cosas-
- No. No le diré nada- respondo mientras pienso la de aventuras que mi hermana desconoce de su madre debido a su estricto carácter.
- Resulta que hace tres días estaba paseando por el centro con Finín (momia amiga de mi madre) y se nos acercó una chica así de tu edad muy educada y muy bien vestida. Nos dio un papel y nos dijo que en un local al final de esa misma calle iban a dar una charla sobre nutrición. Que era totalmente gratuita y que nos podía interesar porque es muy importante que las personas mayores comamos sano y bien. Como no teníamos nada pensado para pasar la tarde pues decidimos ir a esa charla-
- Pero...- No continuo la frase porque me va a salir un reproche del que más tarde me voy a arrepentir. Así es que la dejo que siga con la historia.
- Llegamos al sitio ese y estaba lleno de gente casi toda de nuestra edad. Al cabo de un rato de estar allí un señor así como de unos cincuenta años se coloca delante de un atril que había en frente nuestra y empieza a explicarnos lo importante que es comer bien. Las propiedades que tienen muchos alimentos y lo buena que es la dieta mediterránea. Cuando termina de hablar otra chica nos explica que su empresa ha desarrollado unos batidos que aportan las vitaminas y las proteinas que las personas mayores vamos perdiendo con el tiempo. Y nos da un folleto para que lo leamos-
- Mamá....-
- No no, tranquila. Esta vez no hemos comprado nada. Pero resulta que después de la charla hacía bastante calor y al fondo de la sala servían bebida fresquita. Era gratis (afirma igual de emocionada que un niño). Así es que Finín y yo nos bebimos dos batidos de esos tan fresquitos. Y oye estaban buenos. Además la chica fue tan encantadora que nos dio unas muestras para que lo probáramos un par de días en casa-
- Y no se te habrá ocurrido hacerle caso, ¿verdad?-
- Pues mira la verdad es que cuando llegué a casa por la noche no tenía nada de hambre y pensé mira qué bien. Si resulta que lo del batido este va a ser bueno y todo. Al día siguiente a la hora de merendar me apetecía algo fresco y me preparé otro batido de esos. Pero hija yo no sé si fue al mezclarlo con las galletas o la tomarme el café después que me puse malísima-
- Pero a ti cómo se te ocurre tomarte ninguna porquería de esas. ¿Sabes la mierda que lleva todo eso? Además con la de alergias que tienes a tantas cosas. ¡Te podrías haber muerto! Mira por suerte sólo te han dado unas cagaleras pero más días te tendrían que haber durado porque eres peor que un niño. Haces como los del inserso. Como es gratis.. hale aunque sea veneno.-
- Mujer pero si estaba buenísimo y además la chica decía que era tan sano..-
- Y qué quieres que te diga. Que te está vendiendo porquería. ¡Por Dios, madre!- Mientras le estoy pegando la bronca observo que ella está abriendo el bolso y que no puede controlar la risa. Saca un par de sobres del interior y me mira.
- El caso hija... el caso es que yo te había traído los que sobraban por si querías...- No puede terminar la frase. Empieza a reirse a carcajadas mientras que yo hago lo mismo al darme cuenta que lo que tiene en la mano son los restos de las muestras de los batidos. Nos reimos hasta llorar. De ese modo tan peculiar en nosotras. Mi hijo se une a la fiesta. Lo cojo en brazos, le doy un beso y aprovecho que me he levantado para tirar a la basura el batido milagroso.

2 Responses so far.

  1. mireias32 says:

    Mi abuela, una mujer que llegó a cumplir los 98 años más fresca que unas pascuas solía decir la siguiente frase: "La porquería inmuniza". Probablemente tuviera razón y nos tendremos que acostumbrar a no ser tan puñeteros con ciertas cosas:)

  2. mireias32 says:

    Jaja me temo que hemos compartido ese tipo de pensamientos en similares circustancias.