Escribir... Una forma de entretenerse como cualuier otra, ¿no te parece?

La Cortina de Diseño

Nota: Los hechos que se narran a continuación son verídicos. Sucedieron el 14 de marzo de 2002. Fueron explicados meses más tarde por su protagonista y han pasado a ser parte de este blog por aclamación popular.


En ocasiones la pereza te puede llevar a situaciones impensables. La siguiente historia es producto de un ataque de "vagancia suprema"...

A las seis y cuarto, como cada día, sonó el despertador. La persona que comparte cama conmigo apagó la máquina infernal, giró el cuerpo y me dio el tradicional beso de buenos días que yo siempre recibo entre gruñidos y ronquidos varios. (Sinceramente, a esas horas, no tengo el coño pa farolillos). Al escuchar sus idas y venidas mientras se vestía me di cuenta de que me meaba toda pero, como cada mañana, decidí apretar las piernas, "arrebujarme" bajo el nórdico y aguantar un poco más.
A las ocho y media, como cada mañana, un tremendo dolor de barriga me despertó (síntoma indiscutible de que o bien iba al baño o podía explotar allí mismo). Me levanté de un salto y corrí hacia el aseo. Como cada mañana, me dejé caer de golpe sobre la taza del váter y me reñí por ser tan rematadamente vaga y aguantar hasta esos extremos. Satisfecha la necesidad urgente que me había llevado hasta allí, como cada mañana me levanté del váter.... ¡¡¡Pues noooooo!!
En el mismo instante en el que mi trasero se despegaba de la porcelana en la que había estado reposando se escuchó un crujido, una especie de "crackkkk". A continuación un dolor indescriptible se apoderó de mi zona lumbar (comúnmente denominada "los riñones"). Sobresaltada por lo que acababa de sucederme intenté volver a la posición de origen (Recordemos: Sentada sobre la taza del váter) pero, al intentar mover el primero de los músculos el dolor volvió a sacudirme. "Bien", pensé, "si no puedes ir hacia abajo tal vez puedas ir hacia arriba". Intenté hacer la operación anterior pero esta vez tratando de ponerme erguida. ¡¡Ni de coña!!. Aún no había empezado a moverme un intenso pinchazo me recordó que no era en absoluto inteligente seguir adelante con esa idea.
Así es que ahí estaba yo que no podía ir ni para arriba ni para abajo. Bueno, tal vez pudiera ir hacia adelante. Levanté el pie derecho y sí, caminé pero el tremendo aullido que salió de mi garganta me hizo caer en la cuenta de que aquella tampoco era una buena idea. Mientras permanecía en una postura absolutamente digna de Chiquito de la Calzada cuando grita eso de "Al ataquerrr.." trataba de encontrar el modo de salir de allí y pedir ayuda. A estas alturas ya tenía claro que sola no iba a poder lograrlo.
Eché un vistazo rápido por el cuarto de baño en busca de un sistema para poder andar que no me produjera demasiado dolor. Una de las putadas de los baños modernos y precisamente la ausencia de esta clase de elementos. Traté de alcanzar una banqueta de diseño monísima que tengo en un rincón pero nada de nada. No me había movido ni diez centímetros cuando el dolor se hizo más intenso. Debido a la postura en la que me encontraba (encorvada como una vieja) tenía el campo de visión bastante limitado. En este, ese o aquel (es decir entre lloros, quejidos, lamentos y maldiciones) mis ojos fueron a parar a la fantástica cortina de diseño que estaba colocada en la ducha y que rozaba con los dedos de mi mano izquierda. En unos segundos tracé un plan que consistía nada más y nada menos que en apoyar mis manos en la cortina e ir desplazándome hasta la puerta para poder llegar hasta el teléfono.
Puse la mano izquierda en la cortina y a continuación me giré lentamente (tardé media hora en hacer ese simple gesto) y coloqué también la mano derecha. Ahí estaba yo reptando rollo caracol a velocidad de crucero de dos metros/hora. Estaba absolutamente fascinada con mi capacidad para resolver conflictos cuando escuché un "clinck" sobre mi cabeza al que siguieron uno... dos.. tres... cuatro... hasta diez clincks. A continuación vino el drama.
Mientras reptaba por la cortina ideal y monísima adornada con unos estupendos peces de colores no caí en la cuenta de que aquello estaba diseñado para evitar que el agua de la ducha salpicara el suelo, no para aguantar el peso de una tía de un metro setenta de altura. Así es que al tiempo que yo avanzaba por la espectacular tela, la cortina se iba desenganchando de la barra hasta que al final incluso el fino cilindro de aluminio blanco acabó por despegarse de la pared.
En el mismo instante en el que presentí que me iba a caer al suelo y que no podía hacer nada por remediarlo (nada que no me produjera un dolor espantoso, por supuesto) apliqué la máxima del motorista: "Si ves un agujero en la calzada sigue recto, no trates de esquivarlo). Así es que me dejé llevar. Segundos después y, por supuesto, doscientos cuarenta aullidos más tarde, me encontré estirada en el suelo del baño muy glamourosa eso sí, envuelta por cientos de peces de colores.
Mi instinto de supervivencia me llevó a pedir socorro. Diez minutos más tarde y totalmente afónica caí en la cuenta de que, debido a la construcción de mi humilde morada, nadie iba a oirme. Pero yo no iba a morir aquel día no y menos... ¡En aquel cuarto de baño!. Tras meditar mucho mis opciones escogí la que consideré menos dolorosa y más práctica (aunque humillante). A modo de soldado en maniobras de prácticas traté de reptar por el suelo haciendo que fueran mis brazos y mis codos los que transportaran todo el peso de mi cuerpo. Aquello sin duda dolía. No voy a mentir diciendo que los riñones no me estaban matando. Pero la opción de permanecer rodeada por aquel gresite y esos peces de colores un minuto más estaba acabando conmigo.
Reptando cual babosa moribunda logré alcanzar mi objetivo (tres horas después)... el teléfono del salón. Marqué el número como pude y pedí auxilio. Luego todo se hizo negro... Cuando volvió la luz estaba en la cama con un interesante gotero de corticoides y analgésico jurando que iba a poner una mampara en la ducha y, lo más importante... que jamás volvería a mear estando sola en casa.

3 Responses so far.

  1. Anónimo says:

    niña, q es eso de q te despides?
    eso no se hace y menos con nocturnidad y aprovechando mi ausencia, jaja
    Espero q solo sea temporal.
    Estaremos en contacto.
    Antarina

  2. mireias32 says:

    Amparoooo entré doscientas mil veces a ver si te veía para decírtelo yo misma pero la señora creo que hábía salido a cenar:)) De todos modos es temporal, creo. Estaremos en contacto¡¡ Besos****

  3. mireias32 says:

    Bueno, recordando mis tiempos de formación en un colegio católico... "En este valle de lágrimas..." la comedia es casi de lo poco que podemos permitirnos :)P