Escribir... Una forma de entretenerse como cualuier otra, ¿no te parece?


La primera vez que escuché la frase "las cosas de ahora ya no son como las de antes" no logré entender su significado exacto. Con el tiempo creía haber captado la esencia del sentimiento que se encierra en esas palabras pero, sin duda alguna, esta mañana ESE concepto ha tomado cuerpo y forma ante mis ojos.
En los últimos tiempos estoy haciendo más gilipolleces de las que son habituales en mi persona. No sé si se debe a que ya soy un año más vieja (33 primaveras, otoños o putos inviernos según me encuentre cuando me levanto por la mañana) o a que me están puteando tanto en el entorno laboral que mi castigada mente busca huidas a todas horas.
El caso es que anoche, cuando me encontraba en pleno ataque bulímico tipo "me estoy comiendo todas las bolsas de cheetos que pillo por los armarios de la cocina y sé que después me voy a sentir fatal por ello", mis huntosos dedos dieron con un pequeño sobre al fondo de la bolsa. Sin dudarlo un segundo lo saqué y lo rompí con la misma intensidad que una niña abre sus regalos de Navidad.
Después de varios segundos peleándome con el envoltorio de plástico conseguí extraer de él un pequeño trozo de cartón. Lo desplegué y cuál fue mi sorpresa al advertir que se trataba de una calcamonía. Comprobé con una rápida lectura que el sistema de pegado de la cosa esta en cuestión seguía funcionando igual que hace 20 años. Así es que hice lo propio. Le quité el papel protector del adhesivo, coloqué la calcamonía en contacto sobre la piel del brazo izquierdo y, al estilo de mi tierna infancia, le di un par de lametones al cartón de la parte superior (nada de delicadezas de meter el brazo debajo del grifo: Una buena calcamonía necesita ser lamida. La última frase hay que leerla sin la mirada sucia que ya os conozco).
Unos minutos después lucía en el brazo un espléndido dibujo de una de las supernenas. Me paseé por toda la casa luciendo ese pedazo de calcamonía para mofa, cachondeo y comentarios diversos de mi marido. Mientras veía las noticias después de cenar no dejaba de observarla. Sé que es una gilipollez pero mira me dió por ahí.
Hoy mientras desayunaba una terrible sensación me ha invadido. Al mirarme el brazo he descubierto que a la supernena ¡¡¡ le faltaba la mitad del cuerpo y la cabeza!!. Convencida de que estaba alucinando he cerrado los ojos y he contado hasta veinte. Pero al volverlos a abrir.. ¡¡Horror ahí estaba de nuevo la supernena medio decapitada y amorfa!. Aún conmocionada he llamado a mi marido:
- Esto... esto... ¿Anoche sucedió algo que por alguna razón yo no recuerdo a estas horas de la mañana?
- Si sucedió algo de qué- ha respondido él con un tono de voz que me invitaba a dejar de decir gilipolleces de forma inmediata.
- No sé. Algo- he dicho yo abusando un poco más de la ya conocida escasa paciencia del ser que vive conmigo.
- Anoche te quedaste dormida en el sofá. Te desperté. Fuiste como un zombie hasta el dormitorio y te dejaste caer sobre la cama. Eso es todo. ¿Por qué?-
- La supernena está medio decapitada y deforme. Está que da pena verla- le he dicho y he colgado sin esperar respuesta.

He ido al baño, he cogido un trozo de algodón, lo he empapado de alcohol y he empezado a pasarlo por lo que quedaba del dibujo al tiempo que repetía una y otra vez: "Vaya mierda de calcamonía. Pues sí que hacen hoy en día bien las cosas. Qué ha sido de aquellos dibujos de Dartacan o Mazinger Z que aún bañándote no se iban de la piel a menos que tu madre te frotara con el estropajo. Desde luego, las cosas de ahora ya no son como las de antes".
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Mi amiga Alicia me acaba de "complicar" el domingo haciéndome partícipe del siguiente meme: Responde a este cuestionario con títulos de canciones de un solo autor.

Pues vale. Allá vamos.

- ¿Eres hombre o mujer?: A woman in love

- Descríbete: A piece of sky

- Qué sienten las personas cerca de ti: Simple pleasures

- Cómo te sientes: Second hand rose

- Cómo describirías tu anterior relación sentimental: You'll never know

- Describe tu actual relación con tu novio/pretendiente: Happy days are here again

- Dónde quisieras estar ahora: Somewhere

- Cómo eres respecto al amor: Just one lifetime

- Cómo es tu vida: Everything must change

- Qué pedirías si tuvieras un solo deseo: Ordinary miracles

- Escribe una cita o frase famosa: The way we were

- Despídete: On my way to you

Bien pues aquí están mis respuestas. El nombre de la persona que canta estas canciones es cosa vuestra adivinarlo. Con las pistas que he dado es fácil. ¡Suerte!
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Las 16'45: Llamada rutinaria a Yentl

- Madre, ¿cómo estás?- (No es que le hable de usted a la que me dio la vida pero sí que utilizo esta expresión con ella en ocasiones)
- Muy bien, muy bien. Estoy tomando café en casa con unos chicos. ¿Querías algo?-
- No, no. Nada. Sólo saber cómo estabas- respondo con el mismo tono de voz que cuando Elliot encontró a ET en el garaje de su casa- Si estás bien nada. Ya hablaremos mañana. Besos!

Cuelgo el teléfono al mismo tiempo que pienso qué coño está haciendo mi madre "tomando café con unos chicos". No es que sea de esas que piensan que una jubilada de 73 años no pueda tener vida propia y hasta affaires de todo tipo. Simplemente me sorprende la utilización del término "unos chicos", palabras que resuenan en mi mente más a secta suicida que a la de un grupo de personas con las que mi madre se relaciona de forma habitual. De todos modos, como la preocupación no forma parte de mi carácter, después de unos segundos me he olvidado por completo del tema y doy por supuesto que Yentl está en perfecto estado.

18'30. Suena mi movil. Señora madre al aparato

- ¡Hija me acabo de comprar una enciclopedia que además viene acompañada con una colección de Cd's para conocer los pueblos de España. Sólo comprando esto me regalan una batería de cocina, una asadora de vitrocerámica y, ahora viene lo bueno... ¡¡Un sillón de masajes!!. Antes es que no podía hablar porque estaba tomando café con esos chicos que me han vendido estos libros interesantísimos y que vas a heredar, claro-
- Madre. Las enciclopedias YA no se usan. Hay una cosa que se llama Google que sirve para todo. Además, ¿para qué cojones quieres una colección de DVD's sobre los pueblos de España? ¿Has visto alguna reposición del programa de Labordeta y vas a recorrer el país con la mochila en la espalda?. Eso sí.. El sillón de masajes diles que me lo traigan a casa. ¡Me hace ilusión!- digo al tiempo que sonrio entusiasmada y doy saltitos.
- ¡Ni hablar!. El sillón ese es lo que más quiero de todo esto. Pero estate tranquila que la enciclopedia y los "devedés" serán para ti- Vuelvo a pensar que para qué cojones quiero yo esos libros pero, a estas alturas de la conversación sé que no tengo nada que hacer ante la tozudez característica de mi madre.
- Bueno. Mañana ya nos veremos y te lo cuento todo.
- De acuerdo. Hasta mañ...- Ni tiempo me da de contestar. Si no fuera la madre que me parió sería capaz de afirmar que está a punto de bajarle la regla de la emoción que le produce la sola idea de tener un sillón de masajes en el inmeso salón de casa.

20'15. Llego a casa y le explico a mi marido la última aventura de doña Yentl. Para aquellos que no conozcais al señor que comparte vida conmigo os diré que es la versión catalana del Doctor House. Todo ternura.
- ¿Que tu madre dices que ha hecho qué?-
- Comprarse una enciclopedia con la que le regalan...- Le enumero uno por uno los fantásticos regalos que le han prometido con la compra de la absurda colección.
- ¿Y cuánto dice que va a pagar por eso?- Adoro ese momento tan catalán
- Chico ni idea. No se lo he preguntado-
- ¡¡La están timando!!- Grita y brama al mismo tiempo que yo descuelgo el teléfono para hablar con mi progenitora.
- Mamá. Vuélveme a explicar lo de la enciclopedia- Mientras pronuncio estas palabras espero que mi progenitora no empiece a pensar que he tomado algún tipo de droga que me impida recordar algo que ya me ha contado tres veces (Es cierto. Solo me ha llamado una vez pero se repite tanto cuando habla que cualquier historia narrada por ella se puede convertir en una mini serie de televisión de cinco capítulos). Yentl vuelve a la carga con toda la historia de nuevo al mismo tiempo que yo me esfuerzo en repetirle a mi marido la conversación palabra por palabra.
- ¡Que no firme nada! ¡Que no firme nada!- brama él con divertidos aspavientos
- Madre que dice Emilio que no firmes nada-
- ¡Pero si ya he firmado un contrato!- confiesa ella entre risas
- Emilio que dice mi madre que ya ha firmado un contrato-
- ¡Es un timo, es un timo!- vuelve a repetir él

En un momento de lucidez de los que suelo tener bastante pocos suelto el auricular del teléfono y se lo doy a mi marido para que se apañe con mi madre. Me siento cómodamente en el sofá y observo la escena...

- A ver. ¿Qué ha hecho?- Dios mío no podré soportar una nueva explicación de los hechos pero Yentl que tiene más paciencia que un santo le cuenta al ser que vive conmigo toda la película otra vez.
- ¿Y qué le van a cobrar por eso?- pregunta él con ese adorable tono sibilino que emplea cada vez que hace referencia a la pasta- ¿Queeeeee? ¿Cuántooooo?- Ahora la que se sobresalta son yo. - ¿Dos mil euros?- Cojones dos mil pavos por los pueblos de España que nos importan tres puñetas porque al 85% de ellos no pensamos ir NUNCA
- Mañana a primera hora se va usted a la oficina del consumidor y les enseña el papel que le han hecho firmar para que la asesoren porque seguro que eso es un timo. Después se va al banco y les dice que no le carguen en cuenta ni un sólo recibo de esa empresa-
- Pero si me regalan una batería de cocina, una parrilla de vitrocerámica y un sillón de masajes. Es una empresa seria- Logra responder mi madre medio aturdida ante la energía de su yerno.
- Le están dando una mierda- Ahí está. Esa es la diplomacia de mi marido. - Le regalan una bateria roñosa que no vale más de 40 euros. Además, ¿cuántas baterías tiene en casa?. La parrilla esa no vale más de 100 euros y el sofá me juego lo que quiera a que no cuesta más de 300 euros. ¿Le regalan cosas por valor de 440 euros y le cobran dos mil por unos libros de mierda que no sirven para nada?. ¡Eso es el timo de la estampita!-
- Que no que no. Que los chicos eran muy simpáticos y es una empresa muy seria que tiene sede en... - Silencio de Yentl durante varios segundos. - Bueno ahora no recuerdo dónde pero me lo han dicho. Además ahora no puedo decir que no porque igual me demandan porque ya he firmado el contrato- (Yo ya hace diez minutos que me estoy muriendo de risa en el sofá ante la conversación que se está produciendo. Me entenderiais mejor si conocieseis a estos dos personajes).
- No la van a demandar. En cualquier situación tiene 15 días para devolver un producto o para decir que no lo quiere. Hágame caso. -

Los dos siguen enzarzados un rato con la misma conversación hasta que al final mi santa madre accede a las sugerencias de mi marido.

Hoy martes a las 10'45 Yentl aparece en el café en el almuerzo.

- Calla, calla. Qué disgusto. Vengo de la Oficina de Atención al Consumidor. Aún tengo los pelos de punta- La miro a la cara y está muy pálida.
- ¿Qué ha pasado?-
- Nada que he ido allí, les he explicado lo que me había pasado, me han hecho rellenar unos impresos y me han dicho que ellos tramitarán la anulación y que no me preocupe por nada-
- Entonces, ¿por qué te has disgustado?-
- Pues porque la chica esta tan amable que me ha atendido me ha dicho que cómo se me ocurre abrir la puerta a nadie y mucho menos dar mi número de cuenta bancaria a unos desconocidos. Que hay una secta que entra en tu casa, te tira un spray que te duerme y te vacían el piso sin que te des cuenta. Mientras me lo explicaba me he sentido como una tonta porque ahora he caido en la cuenta de que me pidieron que les preparase café y yo los dejé solos en el piso para ir a la cocina. ¡Dios mío lo que podría haberme pasado!- Observo cierto terror en el rostro materno.
- Tranquila. No ha pasado nada y otra lección que te has aprendido. No abrir la puerta a nadie.- Después de decir esto he caido en la cuenta de que podría haberme metido la lengua en el culo antes que soltar una frase tan poco reconfortante como esta pero ya era tarde.
- Sí, sí es cierto. Pero no sé qué me pasó. Tú sabes perfectamente que jamás le abro la puerta a nadie pero con estos chicos es como si me hubiesen drogado. - A lo mejor lo hicieron realmente y no te acuerdas de nada, acierto a pensar yo pero ni se me ocurre abrir la boca en esta ocasión. - Sí que es verdad eso de muriendo y aprendiendo- afirma Yentl casi al borde del llanto.
- No pasa nada. Ahora ya está. Solo tienes que controlar que no te carguen ninguna cuota en la cuenta bancaria y listos. No lo pienses más, ¿vale?-
- Eso es lo que voy a hacer. ¿Te puedo pedir una cosa?-
- Claro. Lo que quieras- Sonrío totalmente convencida de que lo peor ya ha pasado.
- Como el día de Nochebuena es mi cumpleaños, ¿me regalarás un sillón de masajes?-
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Hace exactamente un año a esta misma hora Adrià llegaba al mundo y esa fue la primera imagen que su padre y yo tuvimos de él. Con su nacimiento pusimos fin a muchas cosas (fiestas desmadradas, viajes inesperados, largas siestas hasta las nueve de la noche...) Sin embargo ahora mismo somos auténticos expertos en:
1. Cambiar pañales
2. Lavar tetinas y biberones
3. Golpear la espalda para lograr el ansiado eructo
4. Coger a tiempo una toalla para que el vómito no ensucie el sofá
5. Colocar los libros en la estantería para mantener el papel a salvo de la dentadura del enano
6. Poner los muebles de forma estratégica para que no pueda trepar por ellos
7. Quitar las pilas del mando a distancia de la tele para que no nos someta a escuchar los dibujos animados por encima de los cuatro mil decibelios...

A lo largo de los últimos doce meses hemos visto cómo lograba su primera sonrisa consciente (que por supuesto me la hizo a mí que para eso soy su madre y la que tuvo que sufrir para sacarlo), cómo se convertía en el socio número 132.397 del FC. Barcelona (su padre y yo lo subimos hasta el Camp Nou uno de los días que más frío ha hecho en los últimos trescientos mil años). También vivimos su primer día de guardería con tan solo tres meses (lo siento pero yo no podía estar más tiempo en casa tocándome el aquello). Con la guardería llegó su primer resfriado, las primeras noches de tos hasta el amanecer, los interminables jarabes y supositorios...
Luego llegaron las papillas saladas, las dulces, las pedorretas con la boca llena de esa sustancia que tardas cuatro duchas y media en sacártela del pelo. Las primeras palabras ("atatita" y "mamá" como no podía ser de otro modo). Su primer corte de pelo (bueno más que corte fue un afeitado en toda regla. Cuando salíamos a la calle parecíamos de una secta los tres con una ligera pelusilla), sus primeros dientes (las noches enteras sin dormir poniéndole calmante en las encías), el primer baño en la piscina (decomunal, sin duda), el día que se arrancó a gatear y comprendimos que NO tendríamos ni un solo minuto de tranquilidad en casa hasta dentro de 20 años. La cosa empeoró bastante el día que se puso de pie y empezó a dar sus primeros pasos. Ahora mismo camina rollo E.T pero ¡¡coño qué rapidez tiene para hacer maldades!!
Como vereis, estos 365 días han sido agotadores pero, sin lugar a dudas, volvería a pasar por todos y cada uno de ellos.
¡¡Per molts, anys. Adrià!!
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Me acabo de encontrar con esta peculiar noticia en El País : "Los astronautas del Atlantis pierden varias herramientas".
¿Cómo que pierden herramientas? ¿Han sido capaces de superar las duras pruebas físicas y psicológicas que la NASA organiza para los osados que van al espacio y no saben dónde han puesto el martillo?. Sigo leyendo y me encuentro con lo siguiente: "... El astronauta Joe Tanner trabajaba en la instalación de una nueva pieza de 17 toneladas cuando se le escapó de las manos un tornillo y una arandela que flotaron sobre la cabeza de su compañera Heidemarie Stefanyshyn-Piper.."
Me muero de risa. Vamos a ver. Este tipo es capaz de resolver ecuaciones de cuatrocientas líneas de extensión y... ¿se le escapa un tornillo y una arandela?. Es cierto que un fallo lo puede tener cualquiera pero este hombre está entrenado precisamente para NO fallar en la única misión que tenía en el espacio que no era otra que la de colocar ESE tornillo y ESA arandela. Imagino la cara que se le ha debido quedar al Jefe que coordina la misión desde tierra. Creo que es la misma que la que tiene un compañero mío de trabajo que se tragó el rollo de que este año la selección española de fútbol llegaría a la final del Mundial y aún se está recuperado del susto contra Francia.
Intento mantener la calma mientras sigo adelante con la lectura de esa noticia pero no he podido evitar la tentación de enviar el enlace a mis compañeros y empiezo a oir las primeras carcajadas. Hombre la cosa es divertida pero empiezo a preocuparme cuando todo el personal está muerto de risa. Concentro toda mi atención de nuevo en la noticia y el párrafo siguiente hace que comprenda el descojone generalizado: " Los administradores de la NASA tratan de determinar si el tornillo perdido podría representar un problema. Los escombros espaciales pueden ser peligrosos si penetran los muros de la estación espacial o los trajes espaciales. Este incidente no es nuevo. En julio, la tripulación del transbordador espacial Discovery perdió en un paseo espacial una espátula de 35 centímetros de largo, que se alejó flotando en el espacio".
- ¡¡Arrepentíos. El fin está próximo!!- grito desde mi despacho. - ¡Vais a morir por culpa del payaso este que ha perdido un tornillo y una arandela que, casualmente se van a depositar en un conducto de la estación espacial haciéndola salir de su órbita y que, con la suerte que tenemos, seguro que nos cae encima!-
Risas y más risas en el despacho. El cachondeo va en aumento. En un arranque de cordura corro hacia el office en el que solemos tomar café y almorzar. Arranco un trozo de papel de aluminio y me lo coloco en la cabeza. Sí. Exacto. Tengo la misma patética imagen que los protagonistas de "Señales" (Ver foto, por favor). Pero si a ellos les sirvió para protegerse de los invasores alienígenas, seguro que a nosotros nos protege de la cagada espacial del yankee en cuestión.
He sido recibida por mis compañeros entre vítores y aplausos. Después de dar la vuelta de rigor por las diferentes estancias y el cachondeo ha sido total he regresado a mis dependencias habituales. Me he sentado frente a mi escritorio y he observado divertida cómo mis compañeros desfilaban uno por uno hacia el office. Mientras escribo este post estoy segura de que todos ellos guardan un gorro de papel de aluminio en algún cajón de su mesa.
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Anoche fui víctima de un suceso paranormal. Después de poner en todo en orden en casa (niño, correo, notas de escritura...) decidí encender la caja tonta un rato con la sana intención (lo confieso) de ver el partido de la selección española. En realidad me importa tres narices lo que haga el equipo en cuestión pero siempre viene bien ver algo de comedia antes de ir a dormir. Después de los primeros quince minutos de juego soporífero de los españoles y preveyendo la goleada, decidí darmne una vuelta por los canales de pago. Cogí el mando en cuestión y para allá que me fui.
Le di a la tecla de la "guía" y después de considerar diferentes opciones elegí una serie con la que torturarme. Pulsé el "ok" y allá que me apareció el capítulo de la semana. Me estaba acomodando en el sofá cuano apareció otro canal en la pantalla del televisor. Sonreí y pensé. "Seguro que acabas de chafar el mando con tu enorme trasero". Me moví un poco y comprobé divertida que, efectivamente, el trasto en cuestión estaba justo debajo de mi culo. Volví a seleccionar el canal que quería ver pero, en esta ocasión no de dio tiempo ni a soltar el mando. Después de unos segundos apareció en pantalla un canal distinto. "Me cago en to lo que se mueve. Qué cojones pasa". Estas frases y otras similares empezaron a salir de mi boca. Me levanté del sofá apagué el decodificador y lo volví a encender. Obtuve el mismo resultado.
Cabreada como a una ejecutiva a la que le acaban de quitar la Visa Oro empecé a aporrear mando y decodificador al mismo tiempo. Sí. Todos sabemos que en circustancias racionales es absurdo golpear nada para intentar arreglarlo. Pero hay que tener en cuenta dos cosas: PRIMERA. Yo muy racional no es que sea SEGUNDA. Me estaba perdiendo mi hora de tele diaria (y eso sí que no). Un ruido en la habitación de al lado (mi hijo que protestaba con un ligero llanto por el escándalo que estaba armando) me obligó a serenarme.
De regreso al sofá decidí que lo mejor sería quitarle las pilas al mando a distancia y elegir directamente desde el decodificador el canal que quería ver. Así es que me senté en el suelo, me peleé un rato con las teclas negras que además son todas iguales y al final conseguí mi objetivo: ¡La puñetera serie en pantalla. Éxito total!
Sonrisa de satisfacción, repantingamiento en el sofá, intento de captar el argumento del capítulo de hoy... Canal+ 2... Cinemania... Viajar...Disney Channel... Cinemania30....Axn... ¡¡¡Dios esto se ha vuelto locooo!
Mirada de perplejidad al mando a distancia (recuerdo que sin pilas). Mirada de alucine al decodificador (recuerdo que lo he reiniciado quinientas veces). Mirada de inquietud a la estancia en la que me encuentro. Apagón completo de la tele. Mirada de terror a la oscuridad que me rodea.
Intento buscar una explicación racional a lo que sucede y, en un esfuerzo titánico cruzo a oscuras el salón, el pasillo, abro la puerta de casa, llamo a la vecina y le pregunto si ella tiene algún problema con el satélite. Respuesta negativa. Todo es felicidad en casa de los vecinos y, por supuesto, están viendo la serie, MI serie.
Deshago el camino andado y me siento a oscuras (aún no sé por qué) en el salón. Intento razonar e incluso reirme de lo que está sucediendo. La tele se enciende de nuevo y echa por tierra todas mis teorías racionales. Decididamente: ¡Hay fantasmas en casa!. Me levanto, saco a mi hijo de la cuna (si van a llevarse a alguien no lo van a tener tan fácil). Con la criatura a cuestas atravieso de nuevo el comedor, entro en el dormitorio, cierro la puerta y nos atrincheramos en él los tres (el perro, el niño y la que suscribe). Agudizo el oido e me cercioro de que toda la casa está en silencio. Como es imposible que me duerma con todo lo que acaba de pasar, cojo un libro e intento concentrarme. Que si quieres arroz Catalina. Mis ojos recorren línea tras línea pero mi mente elucubra con espíritus malignos que juegan con mi televisor, el satélite y, lo que es peor, MI mando a distancia.
Observo a mi hijo en silencio y está tan dormido que da hasta envidia verlo. Apago la luz y me abrazo a él no sin antes haberme cerciorado de que el perro observa la puerta de la habitación.
Esta mañana mientras desayunaba me debatía entre si explicarle esta experiencia a alguien o no. Cuando estaba a punto de decidirme por la segunda opción la estupenda señora colombiana que se encarga de la limpieza y cuidado de mi casa ha aparecido en la cocina.
- Señora que se me olvidó decirle ayer que el niño se escapó con el andador y cuando me di cuenta había echado al váter todos los mandos de la tele. Yo le apliqué el secador pero creo que no marcha bien-
Hace un rato me he comprado uno de esos mandos multiusos y multiaplicaciones y he vuelto a casa con la satisfacción de saber que no habitan en ella misteriosos inquilinos.
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Esta madrugada he sufrido otra de mis absurdas pesadillas. En esta ocasión la historia se desarrollaba en una sórdida calle de Los Angeles (ciudad en la que por otra parte jamás he estado). Era de noche y yo corría angustiada de una punta a otra de un callejón lleno de contenedores de basura y ratas que devoraban algunos restos de comida que había esparcidos por el suelo. Estaba descalza y muerta de frío a pesar del ejercicio que estaba haciendo. He intentado taparme con algo y entonces he descubierto que estaba completamente desnuda. Tenía la piel azulada y comenzaba a tener insensibles algunas partes del cuerpo. El sueño ha dado un salto en el tiempo y yo seguía corriendo por aquel callejón y con el frío clavado en cada uno de mis músculos pero, en esta ocasión iba cubierta con un abrigo negro de cuero. Un salto más y me he visto desnuda y apuñalada en el interior de un contenedor al que se acercaba un gato tuerto (ignoro si para devorarme o usarme para otra actividad). Esta muerta y sin embargo seguía corriendo.
Son las diez de la mañana. Fuera cae un sol de justicia. Llevo dos jerseis y es la tercera taza de café caliente que tomo en menos de media hora.
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Stephen King decía aquello de "todos los escritores tenemos una musa, en mi caso un muso". Esta mañana me he desayunado escribiendo el siguiente texto:

Buscar a las musa o bajar al puto infierno

¿Cómo es mi musa. Cómo la imagino? Bueno cómo la imagino no importa ahora lo importante es ser consciente de que esa señora existe. Tengo que ponerme a su disposición y concederle todos los caprichos para que a cambio ella me abra su caja mágica y me permita crear un bonito mundo literario con el que me pueda ganar la vida. A mi musa creo que le gusta el café, aunque en el fondo es una viciosa y disfrutaría muchísimo con el alcohol pero ella sabe perfectamente que bajo los efectos de ese tipo de sustancias no está al 100% y ella, si no está a ese nivel prefiere no personarse. También es amante de las drogas pero le sucede lo mismo que con la bebida. Tampoco es ella. Así es que habrá que alimentarla a base de café y de productos lo más sanos posibles aunque de vez en cuando le conceda algún capricho de estos.

Mi musa vive en un loft precioso y lleno de luz. La estética del lugar es de aquellas que siempre he soñado para mi propia vida y, sin embargo es ella la que disfruta de los placeres que desearía para mí. La decoración Zen de la estancia invita a perderse en cualquiera de las facetas artísticas que una cree que tiene. En este caso podría pasar media vida en su casa sólo leyendo o aporreando el teclado sin sentido alguno tal y como lo estoy haciendo en este momento. Esta importante mujer no tiene rostro. No soy capaz de asignarle ninguno. Sólo sé que es morena y de cuerpo espectacular. Con eso tengo suficiente. También sé que es inteligente, juguetona, contradictoria, inquieta y corrosiva. En ciertos aspectos, se parece mucho a mí excepto por lo del cuerpo espectacular. No es el caso. Ahora mismo está estirada en el impresionante sillón negro de la sala. Fuma y me observa con esa sonrisa irónica que tanto me molesta. Sabe que estoy buscando una idea, un tema, un punto de partida y disfruta haciéndome sufrir. Extiende el brazo y abre la palma de la mano. Un destello sale de su interior. Soy consciente de que ahí se encuentra la idea que necesito para otra nueva historia. Camino con lentitud hacia ella pero lee cuáles son mis intenciones y cierra la mano. Su mirada me está retando. Tendré que sufrir bastante más si quiero alcanzar la gloria que me tiene reservada. Bueno querida, si quieres que lo pase mal no hay problema. Estoy dispuesta a todo así es que ya podemos empezar con la tortura que me tengas reservada para esta ocasión.


Conclusión: Mi musa es una zorra y se va a dedicar a putarme.
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Padezco estrés creativo. No sé si el término este existe en realidad o me lo acabo de inventar pero es lo que mejor define el estado en el que llevo sumida desde hace un par de semanas. Me paso el día anotando frases e ideas por todas partes. En el trabajo no hago más que abrir archivos y llenarlos de líneas. Cuando termino de escribir algo que se me acaba de ocurrir e intento relajarme es imposible porque otra nueva idea acude a mi mente. Por supuesto, cuando releo todo lo que he escrito sigo considerando que es una mierda y lo tiro (entiéndase por tirar dejar el texto durmiendo en un archivo del portátil porque si algo he aprendido en los últimos tiempos es a no desechar nada realmente). Borrador de novela por corregir, relatos por terminar, decenas de post en los blogs por subir…¡¡¡¡¡Arrrgggggggggg!!!!
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