Escribir... Una forma de entretenerse como cualuier otra, ¿no te parece?

El fantasma del mando a distancia



Anoche fui víctima de un suceso paranormal. Después de poner en todo en orden en casa (niño, correo, notas de escritura...) decidí encender la caja tonta un rato con la sana intención (lo confieso) de ver el partido de la selección española. En realidad me importa tres narices lo que haga el equipo en cuestión pero siempre viene bien ver algo de comedia antes de ir a dormir. Después de los primeros quince minutos de juego soporífero de los españoles y preveyendo la goleada, decidí darmne una vuelta por los canales de pago. Cogí el mando en cuestión y para allá que me fui.
Le di a la tecla de la "guía" y después de considerar diferentes opciones elegí una serie con la que torturarme. Pulsé el "ok" y allá que me apareció el capítulo de la semana. Me estaba acomodando en el sofá cuano apareció otro canal en la pantalla del televisor. Sonreí y pensé. "Seguro que acabas de chafar el mando con tu enorme trasero". Me moví un poco y comprobé divertida que, efectivamente, el trasto en cuestión estaba justo debajo de mi culo. Volví a seleccionar el canal que quería ver pero, en esta ocasión no de dio tiempo ni a soltar el mando. Después de unos segundos apareció en pantalla un canal distinto. "Me cago en to lo que se mueve. Qué cojones pasa". Estas frases y otras similares empezaron a salir de mi boca. Me levanté del sofá apagué el decodificador y lo volví a encender. Obtuve el mismo resultado.
Cabreada como a una ejecutiva a la que le acaban de quitar la Visa Oro empecé a aporrear mando y decodificador al mismo tiempo. Sí. Todos sabemos que en circustancias racionales es absurdo golpear nada para intentar arreglarlo. Pero hay que tener en cuenta dos cosas: PRIMERA. Yo muy racional no es que sea SEGUNDA. Me estaba perdiendo mi hora de tele diaria (y eso sí que no). Un ruido en la habitación de al lado (mi hijo que protestaba con un ligero llanto por el escándalo que estaba armando) me obligó a serenarme.
De regreso al sofá decidí que lo mejor sería quitarle las pilas al mando a distancia y elegir directamente desde el decodificador el canal que quería ver. Así es que me senté en el suelo, me peleé un rato con las teclas negras que además son todas iguales y al final conseguí mi objetivo: ¡La puñetera serie en pantalla. Éxito total!
Sonrisa de satisfacción, repantingamiento en el sofá, intento de captar el argumento del capítulo de hoy... Canal+ 2... Cinemania... Viajar...Disney Channel... Cinemania30....Axn... ¡¡¡Dios esto se ha vuelto locooo!
Mirada de perplejidad al mando a distancia (recuerdo que sin pilas). Mirada de alucine al decodificador (recuerdo que lo he reiniciado quinientas veces). Mirada de inquietud a la estancia en la que me encuentro. Apagón completo de la tele. Mirada de terror a la oscuridad que me rodea.
Intento buscar una explicación racional a lo que sucede y, en un esfuerzo titánico cruzo a oscuras el salón, el pasillo, abro la puerta de casa, llamo a la vecina y le pregunto si ella tiene algún problema con el satélite. Respuesta negativa. Todo es felicidad en casa de los vecinos y, por supuesto, están viendo la serie, MI serie.
Deshago el camino andado y me siento a oscuras (aún no sé por qué) en el salón. Intento razonar e incluso reirme de lo que está sucediendo. La tele se enciende de nuevo y echa por tierra todas mis teorías racionales. Decididamente: ¡Hay fantasmas en casa!. Me levanto, saco a mi hijo de la cuna (si van a llevarse a alguien no lo van a tener tan fácil). Con la criatura a cuestas atravieso de nuevo el comedor, entro en el dormitorio, cierro la puerta y nos atrincheramos en él los tres (el perro, el niño y la que suscribe). Agudizo el oido e me cercioro de que toda la casa está en silencio. Como es imposible que me duerma con todo lo que acaba de pasar, cojo un libro e intento concentrarme. Que si quieres arroz Catalina. Mis ojos recorren línea tras línea pero mi mente elucubra con espíritus malignos que juegan con mi televisor, el satélite y, lo que es peor, MI mando a distancia.
Observo a mi hijo en silencio y está tan dormido que da hasta envidia verlo. Apago la luz y me abrazo a él no sin antes haberme cerciorado de que el perro observa la puerta de la habitación.
Esta mañana mientras desayunaba me debatía entre si explicarle esta experiencia a alguien o no. Cuando estaba a punto de decidirme por la segunda opción la estupenda señora colombiana que se encarga de la limpieza y cuidado de mi casa ha aparecido en la cocina.
- Señora que se me olvidó decirle ayer que el niño se escapó con el andador y cuando me di cuenta había echado al váter todos los mandos de la tele. Yo le apliqué el secador pero creo que no marcha bien-
Hace un rato me he comprado uno de esos mandos multiusos y multiaplicaciones y he vuelto a casa con la satisfacción de saber que no habitan en ella misteriosos inquilinos.

3 Responses so far.

  1. Los polstergeist no existen.

    Parece mentira que una mente racional y equilibrada pueda perder los papeles así, acojonándose y mirando el hueco para instalar una habitación del pánico.

    Nunca se nos ocurre pensar en lo más plausible. El día que hagan mandos a distancia sumergibles se acabaron esas comeduras de tarro.

    Por cierto ¿qué serie era?

  2. mireias32 says:

    Querida Alicia cuando ves que tu tele cambia sola de canal, se apaga y se enciende sin motivo la racionalidad huye despavorida:)

  3. Ja,a mí me han pasado cosas raritas, y Ni creo ni descreo en fenómenos extraños.
    Creo tu versión, en este caso fue el mando mojado, pero, ¿Y otras veces que no nos paramos a pensar por qué ocurre esto o aquéllo?
    Menos mal que yo no me asusto.¡Suelo reirme! Me pasan cosas bastante más a menudo de lo que debiera, así que Mireias, te digo que tu raciocinio está bien. Lo que no te aseguro es que te vaya a funcionar el nuevo mando. Son más maquiavélicos que un mando'sacado'del water. (¡Que me lo digan a mí!que sigo sin entender el puñetero -perdón- mando multifunción)

    Un beso para tí y tu niño,¡qué guasa ahora, pero cuando te pasa...lo del televisor me ocurre mucho, y por los altavoces del ordenador ni te cuento, y en la minigrabadora donde dejo mis apuntes se graban cositas a las tres de la madrugada bajo un silencio apabullante. ¿Alguien me lo explica? Porque entre ser escritora, tener imaginación e inventarse las cosas va mucho trecho.
    (Y no es por llevar la contraria a nadie, palabra de honor)
    Alicia Rosell.