Escribir... Una forma de entretenerse como cualuier otra, ¿no te parece?

El bingo cutre




Mi hermana nos ha invitado el domingo a comer en su casa. La muy osada va a preparar una de sus estupendas paellas para las 22 bestias hambrientas que vamos a atacar su impresionante chalet a partir de la una del medio día. Claro que la paella es la excusa. El motivo real de nuestro encuentro es que somos todos una panda de ludópatas de mucho cuidado y cuando no le estamos dando al Black Jack, estamos con el Poker. El vicio de este invierno es el bingo (casero por supuesto).
Hace unos meses la otra hija de mi madre decidió que nos vendría bien recuperar viejas tradiciones. Así es que sin pensárselo dos veces se fue a comprar el juego en cuestión. Mi hermana tiene muchas virtudes pero entre ellas no se encuentra la de ser espléndida. Todo lo contrario. Es como la Virgen del Puño Cerrado pero elevado a infinito. Como los precios de los bingos decentes le parecieron excesivos (25- 30 pavos) decidió comprar uno en una tienda de chinos por el módico y asequible precio de ocho euros.

PRIMER PROBLEMA: Al sacar el bingo de la caja mi pobre cuñado se arañó todo. Más que sacar un juego parecía que intentar extraer de ahí a una manada de gatos salvajes. El material de ese bingo está muy lejos de ser el plástico que todos conocemos. Aquello se asemejaba más a un arma de destrucción masiva que a un inocente bombo.

SEGUNDO PROBLEMA: Montar aquellas dos piezas requirió el trabajo concienzudo de 8 pares de manos. Los enganches del plástico del bombo no coincidían con los agujeros de la base sobre la que debía colocarse. Al final, uno de los presentes con su habitual sentido práctico y exclamando "Esto entra por mis cojones" le dio una patada al tema y la cosa acabó cuadrando.

TERCER PROBLEMA: Las bolas. Como todo el mundo sabe en los bingos tradicionales hay bolas numeradas del 1 al 90. Pues señores en este bingo no. Además de las citadas bolas nos aparecieron otras sin numeración alguna a las que algún ilustre pariente mío bautizó como "los calvos". (Obvio decir que los putos calvos salían cada dos por tres y, en vez de quitarlos porque no servían para nada los volvíamos a introducir en el bombo)

CUARTO PROBLEMA: Introducir las bolas en el bombo. Una tortura. Cada vez que intentábamos meter una o bien salía escupida por la dura ranura de plástico aquella o bien se nos quedaban los dedos enganchados en el agujero aquel. Con una paciencia divina logramos poner todo en su sitio.

QUINTO PROBLEMA: Hacer girar el bombo para mezclar las bolas. Que si quieres arroz Catalina. Aquello giraba cuando le daba la valenciana gana porque cuando no se quedaba atascado y no corría ni para adelante ni para atrás. Ahí intervine yo con mi pericia propiciándole al bombo un golpe brutal haciendo que las bolas que ya habían cantado y que estaban colocadas sobre el tablero salieran disparadas, razón por la que tuvimos que anular esa partida en la que mi madre estaba a un número de cantar bingo (creo que aún no me lo ha perdonado).

A la vista de estos y otros problemas que nos ha dado el chisme en cuestión, uno de los futuros yernos de mi hermana (muy montado en el dólar pa más señas) quiso impresionarnos diciendo que compraría un bingo electrónico y profesional para la próxima reunión de ludópatas que, como ya he explicado se celebra el próximo domingo. ¡Ya os contaré!

10 Responses so far.

  1. Anónimo says:

    jajajajaj buena elección la de comprar un bingo nuevo
    besos
    malakay33

  2. Alvaro says:

    Jeje. Cuantos recuerdos. Cuando jugaba con mi familia, hace ya un huevo de años, terminamos por meter las bolas en una bolsita, entre otras cosas, por problemas muy parecidos a los tuyos. Menudas juergas me he corrido yo con lo ganado en esos bingo (no pienses mal, a base de patatas, flas de fresa y cocacolas, que ni la edad ni el beneficio daba para mas)

    Un saludo

  3. mireias32 says:

    Bueno nosotros nos vamos a pasar a la modernidad del bingo electrónico. Ya te contaré cómo se nos da el experimento o si terminamos haciendo trampas como de costumbre. Jajajaja. Besos**

  4. Buscando says:

    ¡Hola! Qué dos blogs más diferentes tienes, estoy impresionada. Besos y click ;-)

  5. mireias32 says:

    Versátil que es una. Jajajaa. Besos**

  6. Anónimo says:

    Pues le timaron. Ahora venden unos buenos bingos en carrefour u otros centros comerciales del mismo tipo. El mejor fue el que compró mi tía, iba a pilas, y tenía hasta un cajoncito para guardar los cartones, y le costó 8 euros. Me encanta jugar con la familia. El cartón a 1 euro y la linea a 50. Sólo jugamos desde hace un año asíque será una nueva moda o una tradición que vuelve.

  7. Anónimo says:

    si es que estos chinos ....... mejor no digo nada porque el que se encapricho en comprarlo fue el enano y le hacia mas ilusion que ami pero si yo hablara de los chinitos ..... ejem que de cositas vamos y todas bien de precio pero no esperes que duren o si ? todo es empeñarse en amortizar los 8 eurazos que costo aunque sea a ostias con el bombo. También se atasca el de navidad y eso no es plástico no?
    Noly

  8. Anónimo says:

    Graciosa la imagen de montar el bingo... Me recuerda a mi ex... A ella también le encantaba jugar al bingo casero... Buenas tardes pasábamos...

  9. Antona says:

    Hay que ser muy valiente, para asistir a este tipo de reuniones.jajaja.
    salu2

  10. Goelet says:

    siempre me haces reír, esta vez no me han quedado ganas de hacerme una urgente extirpación de ovarios ;)

    Neshikots