Escribir... Una forma de entretenerse como cualuier otra, ¿no te parece?

¡Arriba la Esteban!

Me gusta practicar algún deporte de riesgo de vez en cuando. Por eso, esta mañana he decidido aceptar la invitación para el almuerzo que me ha hecho mi madre. Cuando he llegado al lugar convenido he entrado y he intentado localizar a Yentl. Estaba sentada frente a una mesa enorme, hecho que me ha llevado a la brillante deducción de que había más invitados a este evento. Después de los saludos de rigor y las preguntas, TODAS dirigidas a la salud de mi hijo ( o sea su nieto) y a las monerías que el niño ha aprendido este fin de semana, señora madre me ha informado de que esperábamos a sus amigas conchitina, paquitina, finín y lucita.
La primera idea que ha acudido a mi mente: Por dios si entre las cinco suman de media trescientos cincuenta años por qué cojones se llaman en diminutivo. Me he abstenido de hacer comentario alguno sobre esta cuestión porque no me apetecía entrar en otro debate absurdo con la que me dió la vida. Así es que he escogido una silla junto a la ventana por si en un momento dado tenía que salir huyendo de esta encerrona. Me he abstraido unos instantes leyendo la carta del restaurante y cuando he vuelto a la realidad he llegado al convencimiento de que me habían abducido. Estaba rodeada de señoras (según ellas), auténticas momias (según yo). A mi derecha estaba conchitina a la que se le ha ido la mano ocho pueblos con el Heno de Pravia por no mencionar la guerra que ha debido mantener con el lápiz de ojos porque aquello parecía la ascensión al Tourmalet que una línea recta. Eso sí. Durante todo el almuerzo he admirado el valor y la fuerza de conchitina al soportar en su pequeño cuerpo el peso de las doscientas cuarenta joyas que llevaba encima. ¡¡Por Dios que alguien le diga a esa mujer que aún faltan cuatro meses para decorar el árbol de Navidad!!
La vista a mi izquierda no ha sido mucho mejor porque Lucita llevaba tres mangas puestas. "Es por el aire acondicionado", me ha confesado entre susurros al ver que la miraba con cara de "estamos en agosto, fuera hay 32ºC. Qué haces vestida con el avance de la colección de otoño de 1943". De los personajes sentados justo frente a mí casi que prefiero obviar descripciones y calificativos.
Para no estar en modo alga y ante la amenazadora mirada de señora madre he decidido prestar atención a la conversación que se estaba manteniendo. Lo confieso. Me ha sido totalmente imposible. Las cinco cacatúas hablaban a la vez sobre temas que no tenían nada que ver. Cada una estaba explicando su película a la otra pero ninguna de ellas se estaba escuchando. Así es que, ante la posibilidad de necesitar terapia psicológica antes de los postres, he decidido desconectar de nuevo y concentrarme en las tostadas de pan con tomate y ajo que han traido a modo de entretenimiento para las fieras mientras que nos servían el primer plato.
De repente una mágica voz me ha sacado de mi ensimismamiento. "¡Arriba la Esteban!... ¡Arriba la Esteban!..." Instintivamente he dirigido la mirada hacia la televisión del local y cuál ha sido mi sorpresa al ver que estaba apagada. Sin embargo, la voz de la Esteban seguía llegando a mis oídos. He empezado a sudar y a respirar con más dificultad aún cuando ha pasado por mi mente la posibilidad de que la experiencia con las ancianas estuviera siendo demasiado para mis castigadas neuronas. Después de varios segundos la voz ha cesado por completo. He abierto el bolso y he repasado la medicación que estoy tomando. En el prospecto del paracetamol no he leido nada referente a alucinaciones.
"A lo mejor la televisión estaba encendida y la han apagado justo cuando me he fijado en ella", ha logrado apuntar mi lado racional del cerebro. Sí. Probablemente haya sido esto. Pero, justo cuando me estaba empezando a creer esta versión la voz de la Esteban ha vuelto a irrumpir en mis oidos. He observado a mis compañeras de mesa pero, las cacatúas seguían gritándose entre ellas por no sé qué de quién se comió más pasteles en la cena del sábado y he comprendido que iba a ser inútil pedirles ayuda. Así es que me he concentrado en la voz. Si en realidad lo estaba flipando por qué no disfrutar del momento.
Después de varios segundos, igual que la vez anterior, la voz ha dejado de sonar. He empezado a plantearme por qué alucinaba. Bueno, en realidad mi preocupación ha sido averiguar por qué era Belén Esteban en concreto el objeto de mi alucinación. ¿Mi faceta Maruja luchaba por salir y por eso recurría a este icono? ¿Necesito una liposucción y tengo que volver a mirar la portada de Interviu en la que ESA mujer sale desnuda sobre una moto? ¿Debo ofrecerme como colaboradora al programa de Ana Rosa Quintanta? ¡¡¡Por Dios!!! ¿Qué significa esto?
He sacado la libreta del bolso para anotar estas reflexiones y no sé cómo he debido hacerlo pero, antes de acabar de anotar las primeras palabras me he dado cuenta de que todas las ancianas estaban en silencio y me miraban extrañadas. Justo en ese glorioso instante la voz de la Esteban ha llegado hasta nosotras. He mirado con complicidad al grupo de mujeres de la España de la República. Ha sido una mirada cómplice tipo... "Todas estamos oyendo la voz de Belén Esteban. ¿verdad?". Pero enseguida he comprobado con desolación cómo ellas ni se han inmutado y han comenzado a hablar de nuevo.
"Ja ja ja. Tanto trabajo cutre y absurdo me ha vuelto loca. Ja ja ja a ver a quién le cuento que oigo voces. No sólo eso. A ver a quién le explico que la voz que escucho es nada más y nada menos que la de la ilustre Belén Esteban. Ja ja ja". Estaba en pleno ataque de risa físico y mental cuando he notado un pequeño golpe del codo de Conchitina en mi brazo. Me he girado hacia ella y la he encontrado enfrascada en una lucha atroz con el interior de su bolso. He esperado pacientemente a que terminara. Total, ninguna cosa que sacara de él iba a ser superior al hecho de oir voces. Al final Conchitina ha colocado sobre la mesa un móvil. Después de observarlo durante unos segundos me lo ha dado y me ha dicho: "Hija, mira a ver si me han llamado porque con esas letras tan pequeñas que traen estos trastos no veo nada". He mirado el cacharro en cuestión y, efectivamente, un icono indicaba que habían llamadas perdidas. Lo que ha sucedido a continuación ha sido brutal, glorioso. Enfrascada en la misión imposible de explicarle a Conchitina cómo ver en un móvil , cuya pantalla no puede leer, dónde aparecen las llamadas perdidas Belén Esteban se ha manifestado de nuevo. Sin inmutarme me he rendido a la evidencia de mi incipiente locura hasta que el último resquicio de cordura de mi mente me ha alertado que la voz de la ínclita Esteban procedía de mis manos. En concreto salía del aparato que tenía entre ellas. ¡¡Exacto. Del teléfono móvil!!.
Con lágrimas en los ojos he mirado a la momia amiga de mi madre (no es despectivo el calificativo, en serio. Tendriais que ver lo seca que está la pobre.Vamos, ni Nefertiti en su peor momento). Ella también se me ha quedado mirando y me ha dicho: "Hija. No me mires así. Es el único tono del móvil que escucho bien. El de Andreita coño cómete el pollo también me gusta pero no se oye tan alto y claro como este".

4 Responses so far.

  1. Por si le faltan argumentos para aceptar esa oferta de trabajo, ahí tiene uno muy poderoso. Seguro que allí tendrá una excusa perfecta para eludir a la pandilla materna y con seguridad no oirá esos tonos de móvil.

    Tronchante. Espero que la comida no se le haya indigestado.

  2. mireias32 says:

    Aún me estoy reponiendo del susto. Jajajaja. Y tienes razón. Si aún me quedaba alguna duda sobre la oferta laboral esta experiencia seguro que me ayuda a despejar todas las incógnitas.

  3. Anónimo says:

    Cómo te entiendo!!!
    va a ser que mas de las que nos creemos tenemos una yentl en casa tocandonos la moral y otras cosas.Para la mayoria de los efectos, soy hija unika y llevar a solas tan pesada carga es terrible. Las mujeres de mi familia, tienen una vitalidad asombrosa y a veces hasta raya en lo ridiculo. Como ejemplo te dire q mi madre aun trabaja, tiene una boutique de moda en la que atiende a sus coetaneas y gordas variadas, manteniendo unos dialogos besuguiles tales como..."tienes una tallita mas?, no, solo ha llegado en verdes" y es q a la pobre ya le va fallando el oido. Otro ejemplo sería el q se empeña cada año en irse de vacaciones con sus amigas, pero en coche y conduciendo ella misma....imaginate. Creo q con estas dos perlas, no necesitas mas para darte cuenta de lo bien q te entiendo. Me lo paso genial leyendote y viendo q no estoy sola, jajjaja. besos. (tarama)

  4. mireias32 says:

    Ohhh tarama las momias amigas de Yentl también conducen. Es todo un espectáculo ver a la amojamada Lucita al volante luciendo unas gafas con unos cristales del grosor de mi índice de masa corporal.¡Espectacular, vamos!