Escribir... Una forma de entretenerse como cualuier otra, ¿no te parece?

El Pilates

Hoy he vuelto al gimnasio. Sí, ya sé que es día uno de agosto, que estamos todos de vacaciones, que hace el calor de la muerte (o eso dicen)que debería dejar esta experiencia infernal del gimnasio y del castigo de mi anciano cuerpo para más adelante pero... Yo soy así. Cuando me dan las voladas mentales tengo que ponerlas en práctica lo antes posible. Después de consultar el horario del gimnasio (cosa que hice ayer por la tarde en un momento de enajenación mental absoluta) llegué a la conclusión de que la mejor hora del día para poner en práctica el famoso método, que ya practican la totalidad de las locas de Beverly Hills y otros antros de pijerío del mundo mundial, eran las nueve de la mañana.
Las siete y media. Suena el despertador...
- ¡Me cago en el copón! ¿Quién cojones pone la alarma a estas horas en pleno mes de agosto?
- ¡Imbécil! Fuiste tú anoche en un alarde de mantener tu cuerpo como si los años no pasaran por él. ¡Gilipollas!- grita una estridente voz en mi interior
- ¡Osti tú es verdad! ¡Qué asco me doy!
Me levanto, me ducho, voy a la cocina me sirvo un café...dos...tres... Preparo la bolsa. Salgo de casa. Las piernas me pesan. Diez minutos después llego al Gimnasio sudando como una cosa mala (Nota: Si ya he sudado... ¿Ya he cumplido? ¿Me tomo una cerveza y me voy a la playa? Nooooooooooo)
Entro en el paraiso de los abdominales, las cachas y los cuerpos diez (no hace falta que os diga que nada de eso es mío). Me cambio de ropa. Me miro al espejo y me siento como el pequeño saltamontes (aunque con algunos kilos más que el joven Carradine). Salgo a escena. Una esterilla malva que dirían los entendidos, lila como digo yo, me está esperando perfectamente dispuesta en el suelo.
Ella (ese ser con un cuerpo divinamente perfilado) se presenta como profesora y organizadora del evento al que he sometido a mi pobre cuerpo durante una hora. Yo respondo con entusiasmo imaginando que esos mismos músculos cubrirán mis carnes dentro de unos meses (¡¡Tú lo flipas!!, grita esa absurda voz en mi interior a la que ya me estoy planteando seriamente asesinar).
La cosa empieza tranquila. Respirar... suaves movimientos... más respiración... Relax. Noto una mano sobre mi hombro. Abro los ojos... La clase ha terminado.
¿Vuelvo mañana?

3 Responses so far.

  1. Estuve una temporada yendo a pilates. Todo muy tranquilo, moderado, nada de movimientos bruscos ... acababa como si una manada de bisontes salvajes en estampía me hubiera atropellado.

    Además me sentía absolutamente inepta en colocar las escápulas (¿tengo de eso?), juntar mentalmente el ombligo con la espalda, sentir que un hilo (o cadena de sujetar anclas) tiraba de mi cogote, apretar las nalgas ... y todo eso de forma simultánea.

  2. Vaya, ya somos tres. Acabo de terminar un año completo de pilates. Los resultados: Ninguno.Es posible que se me hayan tonificado 'algo' los músculos, pero la verdad sea dicha, a mí no me sirve. Este ejercicio hay que realizarlo a diario y hasta la extenuación. Si no se toma de esta guisa...nada.
    Mi profesor me ha dicho ¿por qué no vuelves más? Le he mentido: no tengo tiempo (La excusa de todos para todo)
    Creo que voy a empezar a caminar, por ver si me oxigeno las neuronas, aunque con tanta autopista y coche
    a mi alrededor me puedo despedir de mi ilusión de mantener los kilos a raya. ¿Me compro una cinta de caminar o una bicicleta estática?
    Un beso, Mireia, y otro de paso, para Alicia que no colocaba las escápulas (si te contara lo que yo no era capaz de colocar... ja,ja)
    Feliz Verano.

  3. mireias32 says:

    Bueno para vuestra tranquilidad os diré que no me he vuelto a dormir en otra de las clases. Algo es algo habida cuenta de que hasta las cinco de la tarde yo no soy persona y me torturo con el pilates antes de las nueve de la mañana.
    Me he tomado el pilates partiendo de esa gran mentira que reza: No lo hago por adelgazar sino para sentirme bien. Veremos durante cuánto tiempo me creo esta historia...
    Alicia.. yo me apuntaría a un gimnasio... Soy una auténtica indisciplinada para hacer ejercicio por mi cuenta. Algún día contaré la de aparatos de gimnasia que he donado definitivamente porque el desván parecía un desgüace...