Escribir... Una forma de entretenerse como cualuier otra, ¿no te parece?

Lectura en diagonal


Hace un par de días acudí a una reunión de publicistas (Sí esa gente que te convence de que para ir a la última antes tienes que pasarte 15 días bebiendo unos batidos que saben a cartón y madera de falla). El evento en cuestión estaba bajo el control de una mujer a la que siempre he admirado. Con la misma facilidad con la que cualquiera de nosotros se bebe un café, ella se gasta cientos de millones de euros de esa multinacional en la que trabaja. El caso es que estaba yo ensimismada en la magnífica presentación que ESA mujer estaba haciendo cuando mi agenda electrónica empezó a pitar.
Muy a mi pesar abandoné el evento y centré mi atención en el chisme este que me tiene esclavizada. Acababa de llegarme un mail con un contrato firmado en el apartado de archivo adjunto y un texto de acompañamiento que rezaba: Ya está. Ya he firmado. Abrí el documento supuestamente firmado y empecé a leerlo. Después de dos páginas estaba igual de alucinada o más que cualquier maruja a la que le quitaran, sin previo aviso, el Salsa Rosa. Aquello no era un contrato... ¡¡Era una condena!! Sin pararme a leer más, cogí el teléfono y llamé a la víctima.
- ¿Has enviado ese contrato ya a la empresa?
- ¡Pues claro que si. No te lo iba a enviar a ti primero!
- Entonces nada. No te hacía yo vendiendo tu dedicación exclusiva tan barata...
- ¿Barata? ¿Qué dedicación?
- A la que te comprometes con la empresa si firmas esos papeles
- ¡Ah! (Silencio tenso...)
- ¿Tú te has leído lo que has firmado?
- Sí...
- ¿Todo?
- Si... Esto... Bueno ya sabes he aplicado aquello de la lectura en diagonal. ¡¡Si en todos los contratos pone lo mismo, mujer!!
- Jo jo. Lectura en diagonal. ¿Estás de broma, no? Eso solo sirve para leer la prensa y para quitarte de encima algún libro que te aburre.
- Pues yo siempre me he leido los contratos asi y no ha pasado nada
- Entonces es que alguien de la empresa sabe que los lees así y te ha colado este porque, desde luego, no tiene otra explicación.
- ¿Qué sucede? ¿Tan malo es?
- ¡¡Qué más da lo que sea si está firmado y enviado!!
- Pero... pero... pero...

El resto de la conversación fue un compendio de quejas, lamentos y frases tipo "a ver si ... " "... tal vez...", "... a lo mejor..."
Desconecté la agenda electrónica y el móvil. Los guardé en el bolso y regresé a la reunión en la que ESA mujer que, entre otras cosas me enseñó los defectos y las virtudes de la lectura en diagonal, estaba ofreciendo un auténtico recital.