Simplemente yo

Esta mañana al abrir la bolsa que lleva mi hijo a la guardería he encontrado una nota junto a su libreta. El papel en cuestión llevaba por título: Evaluación trimestral. Edad: 8 meses. Esto debe ser una coña... Ingénua de mí. Al desplegar el folio ha visto un montón de líneas y casillas marcadas. He empezado a leer y me ha dado un ataque de risa. No por lo que sabe o no sabe hacer el niño (criatura que desde luego se comporta como cualquier bebé de su edad) sino por la recomendación que me hace su "equipo de profesores"( expresión al que le dedicaré un post en otro momento). Estos expertos recomiendan encarecidamente que la criatura "desarrolle y potencie su creatividad a través de la pintura..."
Ni corta ni perezosa, antes de ir al trabajo he pasado por una librería y le he comprado al enano una caja de ceras y un pinta pinta. Aún teniendo clarísimo el resultado que íbamos a obtener, su padre y yo hemos intentado esta tarde que Adrià "desarrolle y pontencie su creatividad...." Claro que nadie nos había explicado epaso a paso cómo se debía realizar la tarea. Así es que ahora os la enumero para que si se os ocurre hacer lo mismo tengáis claro el proceso:
PRIMERO: Consigue que una silla adecuada para un bebé de esa edad cuadre con una de las mesas que tienes en casa
SEGUNDO: Logra que el niño se siente de cara a la mesa y no (encima, al lado, debajo...)
TERCERO: Una vez obtenido lo anterior coloca el pinta pinta en la mesa junto a la caja de ceras sin que ninguno de los dos objetos caiga al suelo en menos de 20 segundos
CUARTO: Convence a la criatura que el libro que tiene delate NO es comestible y sácaselo de la boca una frecuencia de 40 veces por minuto.
CINCO: Asegúrate de que el avezado estudiante tiene claro que los plastidecor NO se meten en la boca y que, por supuesto, NO se mastican.
SEIS: Trata de leer en menos de 10 segundos la cubierta de los colorines y asegurarte de que SON biodegradables (Eso es muy importante porque te ahorra la llamada al servicio de urgencias)
SÉPTIMO y ÚLTIMO: Convence al pequeño enano de que coja el lápiz para colorear (la mano con la que debe dibujar es otro problema porque a estas alturas todavía no sabes si es diestro, zurdo o ambas) y de que lo haga sobre la superficie que TÚ le estás marcando...
Son las nueve de la noche. Adrià hace rato que duerme. Su padre y yo estamos agotados. La imagen que ofrece el salón en estos mismos instantes es dantesca. Por supuesto, el pobre Winnie the Pooh sigue en blanco. Eso sí... ¡Tenemos unas fotos estupendas!